viernes, 24 de septiembre de 2010

Pudo ser peor...

Sí, fue muy duro para los que lo vivimos: Desconcertó primero, luego asustó. Sin embargo, hubo mexicalenses que ni siquiera lo sintieron, pero que igual se comprometieron con los que más lo necesitaron.

Escrito por Gabriela Ekhaterina Araiza, estudiante de la Facultad de Ciencias Humanas de la UABC, Mexicali


.....La verdad es que yo he tenido una vida muy normal; nada malo ni fuera de lo normal le ha sucedido a mi familia. Cuando el terremoto del 4 de abril arrasó con la ciudad de Mexicali, mi familia y yo veníamos en el camino de regreso de Las Vegas, así que ni siquiera eso nos tocó vivir.

Poco después, mis papás y sus amigos organizaron un viaje al valle de Mexicali para llevar despensas y ropa a los damnificados en esa zona.

Recuerdo que (el día del sismo), entrando a Calexico, comenzamos a ver los negocios con sus vitrales destrozados y muchísima gente en la calle tratando de hablar por celular. Era obvio lo que había sucedido, ya que en nuestra zona es normal que pasen ese tipo de cosa... pero no con tanta intensidad.

Cuando llegamos a mi casa, sólo se habían caído 2 velas y unos cuantos libros, nada más que eso, mientras que en la casa de mis vecinos todo era un desastre. Fue sorprendente ir a otras casas y ver cómo estaban, sabiendo que en la nuestra no se movió nada.

Tengo un esqueleto, del tamaño de mi brazo, en mi cuarto, y la verdad no está muy estable, lo tengo arriba de mi tocador, y tampoco se movió.

Mi familia y yo estamos muy agradecidos con Dios, porque aunque en casas de otras familias sí hubo mayores daños, en realidad nadie salió lastimado.

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