sábado, 17 de abril de 2010

Esos adjetivos...

Las recomendaciones académicas sobre la redacción periodística, ponen especial énfasis en evitar el uso de adjetivos, simplemente porque convierten la información en poco precisa, en ambigua; sin embargo, son utilizados por ser un recurso sencillo para salir del paso, al momento de redactar.

Algo parecido ocurre con palabras que el reportero-redactor considera que significan una cosa, cuando en realidad es lo opuesto.

La cobertura periodística sobre los sismos, fue, y lo es actualmente, una fiesta de adjetivos y palabras mal utilizadas, como los siguientes:

'Severos daños': La severidad sísmica no fue igual para un urbano que sólo sufrió la pérdida de su tv, a la de un rural, que perdió el hogar.

'Pérdidas económicas cuantiosas': Cuando el representante de la autoridad, informó en dinero contante y sonante, que los daños materiales eran equivalentes a 1.5 mil millones de dólares, nos quedó más claro a todos la magnitud.

'Pésimas condiciones': Un redactor de medios impresos ingenioso, habría buscado referentes para hacer ver al público las condiciones que observaba; sin embargo, para un reportero televisivo que tiene el apoyo de las imágenes, es imperdonable.

'Afectaron grandemente': Sin palabras.

'Edificios colapsados': Colapso es igual a caer y arruinarse. Una cosa son las rampas del estacionamiento del gobierno del estado, y otra distinta, escuelas con fracturas estructurales.

'El valle devastado': Para que esa frase fuera la muestra de un periodismo objetivo, reflejo de la realidad y la correcta utilización del lenguaje, entonces, 200 mil hectáreas correspondientes a doce de las catorce delegaciones (excepto Palaco y San Felipe), debieron quedar en cenizas.

'La muerte del indigente': Los asesores del gobernador del estado, en el apuro del momento, no supieron qué vocablo utilizar para designar a una persona que falleció y que nadie de su comunidad conocía, así que orillaron al mandatario a que dijera que uno de los muertos durante el terremoto, era un 'indigente', que significa alguien que no posee medios para su subsistencia, cuando la palabra adecuada era 'forastero' o 'fuereño', porque el caballero del fin trágico, trabajaba en los campos agrícolas, por lo tanto sí poseía recursos aunque limitados, pero no era originario de la región.

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